miércoles, 29 de agosto de 2012

Infinito Velado


Estoy consagrada a la belleza y a la deformidad, en esta fiebre de átomos caprichosos, organizados desde el poder intocable de la totalidad que escupe leyes de fuego que nos van a quemar. Escupe encantos de agua que nos van a refrescar. Yo soy la amante de sus disparates, me sumo en sus estrategias faraónicas, me vuelvo súbita de los dictámenes del caos de los dioses en su excentricidad. Pero pierdo mi carácter humano entre tanta ausencia de tronos de oro... no puedo conformarme con el éter que sustenta a sus temperamentos. Yo no entiendo a ese elemento, yo soy más básica. Necesito bancos, barcos colapsados de oro que susurran el deseo de quedar  entre arenas en el fondo del mar. Necesito cuerpos vivos de intensidad, nobles feromónicos que derritan a mis ojos desprovistos de sagacidad. Invalidar a mi invalidez con la experiencia inundada de fractales que me envainen en sus estallidos lógicos. Puedo quedar fijada ahí como una porción más del infinito que les da el cobijo de su entramado carente de pasión, frívolo en su integridad, silencioso en su matemática. Sólo de a trozos revela su sentido.
Bastarda de la atmósfera que me exige el diezmo de la respiración. No puedo no tenerlo como una rata muerta pudriéndose en mi conciencia, atesorando gusanos. ¿Por qué no puedo venderle mi fe al impulso eléctrico que tiene el poder de vedar a las autopistas del infierno? Tengo que quemarme en la chimenea del arte, atomizar al cerebro para volverlo a empalmar en la trayectoria que sentencie el absurdo. Y así voy colocando los barrotes que se solidifican con el ímpetu de una ambición que no acepta órdenes. Así voy escribiendo mi sentencia en hojas muertas que recuerdan mi propio final. Voy escribiendo con la ayuda de una congregación de manos que en su propia búsqueda de afán egoico, depositan sus jornales para precipitar la muerte de un ser más. Y yo sé que mi muerte va a ser un festín. Yo sé que es esperada como la fecha festiva más importante. Les escucho el ritmo deseante de sus entrañas. Pero títere del poder individual puedo alquimizar a sus deseos, puedo reducirlos a mi alimento, También puedo intoxicarme con ellos. Puedo todo lo que existe. Puedo volverme loca por tanto porvenir.

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