martes, 17 de julio de 2012

El Oyente.

Giran los discos con la música de ayer
Nos sumergimos en los ríos de la memoria
Traicionamos a los vientos del presente
Jugamos el juego heredado
Comemos del comedero del recuerdo quebrado

Pero ahora es nuestro tiempo
El huevo se rompió
La estampida ya nació
Avanza, avanza a paso redoblado
la valentía se ingenia en la ola de la incertidumbre

Se embiste al nuevo mundo en su bautismo
Flotando en la inconstancia del tiempo se desarma
Encuentra nuevas formas en el aire que lo abandona
Desprende antiguas formas en el aire que lo recibe
Hay un cruel llanto del bebé que se ha perdido
Hay una hermosa risa de la madre que lo ha encontrado
¿Cómo ha quedado todo esto plasmado?

Hilos de decepción e injusticia se entretejen con la seda de la belleza
Se está creando el tapado de la existencia
Refugio para disconformes seres que sueñan con otros ropajes
y en ese desaliento, desprenden la fuerza que mueve la manivela del mundo
Se marean, se retuercen, se entusiasman para salir de su dolor.
Se hacen fuertes con el temor, se vuelven débiles por la ilusión.
¿Alguien puede pensar algo mejor?

El caramelo del mundo se tragó
Hechizado quedó el brujo con su poción 
Dios en su tronó se infiltró en lo que llovió
Y las semillas sembraron los suelos con los que soñó 
Se convirtieron en paisajes, en carruajes de poesía
Cada árbol fue su héroe, cada fruto contó su historia 
La eternidad es ese oyente en el jardín 
que no se cansa nunca de oír. 

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