martes, 18 de septiembre de 2012

la jalea que quemó el nido

mi vida se astilló en incertidumbre
los días están coronados de una jalea de extrañeza
y llueve ese espesor
y se esparcen esas presencias
esa necesidad de ir a no sé dónde
de explotar y colonizar
tierras ajenas, tierras inexistentes
mamá, no ves que me volví loca?
la cría devoró el nido que puntillosamente calefaccionaste
con pajas de sueños, mandatos de la luna
se convirtió en una fiera insastifecha
en una alimaña que cuestiona la frialdad de la noche
de la que vos siempre te cubriste y dormiste
mamá, yo sé que sufrís esta distancia
difícil de entender
y también sé que intuís
el universo que nos separa
y ese universo infinito
no es más que el pliegue entre vos y yo
la desembocadura de nuestro encuentro
soy la gemación de tus intenciones
el brote que creció de las tierras
a las que les acercaste el oasis
la naturaleza es un lugar extraño
la existencia es un ente sorpresivo
que va deglutiendo lentamente tus ojos
hasta que estás tan ciego, que ya no querés cuestionártelo
hasta que estás tan ardido y dolorido
que sólo pensas en ponerte barro en la herida
de ese barro huí
y así llegué a un desierto
cabalgando infiernos
incendiando deseos
incendiándome
no ves que soy tu propio impulso?
no ves que soy la flecha que lanzó tu arco?
te olvidaste
y está bien
así funciona todo este show nepente
esta sensacion del ser partido
pero evitá preocuparte
entregate plácidamente a la muerte
mientras yo voy dejando huellas calientes
en este piso del vacío congelado
que pide a eros, que pide olimpos
pueblos de símbolos que tiñan al sincolor
gestos y sonidos, cuerpos
servir en el banquete de la incomprensión
es nuestra mejor opción.

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