domingo, 18 de noviembre de 2012

L'etoile



Suspiros virtuales explotaron como volcanes mensajeros
Las cenizas de mi deseo arcaico amanecieron en tu ciudad
Brotes de viñedos, guijarros y tendederos 
Siempre el paraíso encontrado es paraíso desilusionado ( ¿y si esta vez no?)

Me volqué con los cántaros de la bruja hermosa
Me estiré en sus sueños como niebla sigilosa 
Y entoné versos que peinaban su pelo azul,
Se lo ofrecí al viento en sorbos de estrofas

La frustración del paraíso no fue entonces gran cosa
El corazón fragmentado surcó mis caminos
Fue la guía que me acercó a la puerta
Entre esas dagas se reflejaron tus cuevas de sangre seca
Y te encontré a vos.

Y encontrarte fue encontrar tus cartas de pesadillas sin lengua, sin sonido
Estaban en tu entrada gimiendo los castillos de aquella voz muda
que yo sospechaba y traducía a un lenguaje nuevo
Tu voz fue la llave de las ruinas que empantanan la memoria
La estrella que fundió la cerradura con sus rayos de agua de océano infinito

Me llené de vos y me olvidé de mi
Y no me diste de beber en la montaña,
no te importó la sed que arrastré de los infiernos ( aún conociendo su calidad, no te importó)
Me ofreciste un reloj para espejar mi tiempo con el tuyo,
un recordatorio para la hora del felino que regresará
Celosos tus escoltas egipcios me miraron,
succionaron mi brillo para la exposición de sus pelajes de bronce

Y me fui con las mismas raíces,
ancladas en la mismas tierras
Aunque no callan mis afanes y siguen acostados,
verbalizando nostalgias en tu sillón
Conseguí ver el pasaporte a un mejor infierno (a uno en el que estás vos)
Cristalizaré mis ojos en las luces de esa sensación
En mis ascuas color plata,
proyectaré el goce de recorrer esa distancia
de escalar la montaña como un parpadeo eterno en el hielo
Allí en la cima estás dibujada en el despertar de un sueño
Figura culmine que corona mi agonía.
Me despierto. 

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