miércoles, 28 de noviembre de 2012

Bisagra

Letargo existencial. Mi tren mental está sobrecargado. Recorriendo las vías sinápticas, va saltando de deserción en deserción. Las ideas han fallado otra vez, no pueden sustentarse con esa leche de tibieza lunar. Los deseos aguardan intranquilos en cada estación. Prefiero no parar en ninguna de ellas, prefiero seguir de largo. ¿Pero hasta dónde? Caigo con mi peso desde la cabeza hasta la garganta, voy dejando cristales de metal como notas perdidas en el aire. ¿Alguien lee esas filosas notas? ¿Alguien las vuelve canción? Todos temen clavárselas, todos quieren ignorar sus voces. Pero es que hasta los cuchillos quieren ser abrazados, y hasta la sangre quiere ser derramada. Ahora yo soy el derrame de mis deseos, no puedo evitarlo. Me desplomo con ellos, recibo sus enojos y sus castigos. El cielo oscuro que alimenta mis sueños, me empuja al abismo. Voy caminando por la selva del caos, el orden se fue otra vez, no puedo con él, ya no pertenece más que a mis infantiles querencias. Ahora estoy en la turbulencia de la noche, compartiendo el aire con sus presencias, con sus oscuras criaturas. Se quiebra el tiempo. La muerte no necesita llamarme, sabe que yo la estoy llamando a ella. ¿Quién es la muerte? ¿Por qué la busco? Yo sé que quién interpreta esta realidad no es más que una pizca cristalina en el salar de la creación. ¿Pero cómo aceptar el desconocer la intención magna? Estoy un poco cansada de la duda, mis alas están falseadas de tanto batirse en el pantano. No he salido de él. Mi corazón es un pueblo aislado, a las orillas del volcán, en cuyo interior están hirviendo los deseos de la humanidad. Mi alma quiere apartarse de la corriente de lava, pero mis incapacidades, puertas hacia una creación no sospechada, refuerzan mis huesos con un nuevo metal  hasta ahora inexistente. Soy un proyecto químico, soy una mutación en la cadena génica de la tierra, soy su intento arriesgado. El kamikaze de la alquimia queriendo lograr aquel elixir que puede hechizar al tiempo, atomizarlo, convertirlo en un viejo recuerdo en la nueva instaurada permanencia. La vida eterna. Soy ese intento dolorido y cansado de alcanzar. Soy la necedad, que con sus pesados pasos, crea su peor infierno.  Desde entonces el infierno es mi hogar: me cobija, me alimenta, me susurra en las noches para dormir. He pasado demasiado tiempo en él. He olvidado al paraíso, confío en que el paraíso, no se haya olvidado de mi.

Miscelánea


 
y que los indios me perdonen por ser una fugitiva en las escamas de la serpiente
ofrezco la manzana de mi sexo, de un simulacro de expansión, los engaño
es que esta fuerza, no tiene moral, y no le importa, herir reglas
si con sus hilos, puede seguir creando, tejidos de conciencia, estallidos sin dirección
volcanes orgásmicos, nuevas burbujas que se eleven, en el escenario de la creación
iluminar el vacío, llenar lo que dicen, que nunca hubo
biblias farsantes, como ladrillos de polvo, soberbias, autoimagen de metal

mañana, cuando la arena caiga del cielo, y aquel, esté rojo
voy a olvidar que hoy llueven pétalos helados de un cielo de luna
pero voy a olvidar, para siempre

cuantos filtros, plásticos de alta gama evolutivo sostienen mi no explosión de locura en este lugar y tiempo, en esta cruz en la mente del universo? cuántos dioses conspiran, para que se mantenga la quietud de esa balanza? para que no se derramen estas aguas?
y aquellas fisuras en la tecnología existencial, que sin embargo aparecen, qué significan? son acaso los peldaños, hacia ese algo más? hacia 
ese inagotable? 
los rodeos del samsara, son desesperantes. 


soy inocente e impermeable 
mi espíritu tiembla, en su prisión de carne ( él no ha olvidado, pero es mudo)
yo soy su dios aleatorio y su castigo casual ( hija de caos, no me rebelé)
soy su mordaza, el estrangulamiento de su garganta, de las vocales del tiempo 
enredaderas de estaciones, surcieron geografías, con la avidez de sus ramas y la invitación de sus colores
dejaron secuelas, huellas de ardor , de acidez de añoranza, pasticho nostálgico en la pulpa frugal
las hojas secas, del otoño de los planetas volaron hasta estas tierras
me asfixiaron los ojos mientras observaba las luces de una nueva galaxia, en el estreno de esta sangre
cuerpo ciego y espíritu sin habla
quién te salva de tus recuerdos?

domingo, 18 de noviembre de 2012

L'etoile



Suspiros virtuales explotaron como volcanes mensajeros
Las cenizas de mi deseo arcaico amanecieron en tu ciudad
Brotes de viñedos, guijarros y tendederos 
Siempre el paraíso encontrado es paraíso desilusionado ( ¿y si esta vez no?)

Me volqué con los cántaros de la bruja hermosa
Me estiré en sus sueños como niebla sigilosa 
Y entoné versos que peinaban su pelo azul,
Se lo ofrecí al viento en sorbos de estrofas

La frustración del paraíso no fue entonces gran cosa
El corazón fragmentado surcó mis caminos
Fue la guía que me acercó a la puerta
Entre esas dagas se reflejaron tus cuevas de sangre seca
Y te encontré a vos.

Y encontrarte fue encontrar tus cartas de pesadillas sin lengua, sin sonido
Estaban en tu entrada gimiendo los castillos de aquella voz muda
que yo sospechaba y traducía a un lenguaje nuevo
Tu voz fue la llave de las ruinas que empantanan la memoria
La estrella que fundió la cerradura con sus rayos de agua de océano infinito

Me llené de vos y me olvidé de mi
Y no me diste de beber en la montaña,
no te importó la sed que arrastré de los infiernos ( aún conociendo su calidad, no te importó)
Me ofreciste un reloj para espejar mi tiempo con el tuyo,
un recordatorio para la hora del felino que regresará
Celosos tus escoltas egipcios me miraron,
succionaron mi brillo para la exposición de sus pelajes de bronce

Y me fui con las mismas raíces,
ancladas en la mismas tierras
Aunque no callan mis afanes y siguen acostados,
verbalizando nostalgias en tu sillón
Conseguí ver el pasaporte a un mejor infierno (a uno en el que estás vos)
Cristalizaré mis ojos en las luces de esa sensación
En mis ascuas color plata,
proyectaré el goce de recorrer esa distancia
de escalar la montaña como un parpadeo eterno en el hielo
Allí en la cima estás dibujada en el despertar de un sueño
Figura culmine que corona mi agonía.
Me despierto. 

viernes, 16 de noviembre de 2012

souvenir


escalera de una suave música
terminas en los pasillos de seda
conocemos el laberinto
intuímos sus trampas
aunque nuestro ingenio tiene mala memoria
y no recordamos la salida

qué estoy haciendo yo aquí?
dónde quedó mi bastón y mi ropa?
estoy desnuda
en otro pasillo con paredes de ostras y perlas
estoy en un sueño
estoy en los ojos abiertos de un extranjero de las estrellas

cuándo recibí esta invitación a la locura?
te doy el souvenir de la realidad
son recuerdos, en un ánfora de cristal azulado
son pequeñas casitas de dulces hogares a leñas
las leñas que se queman son tu alma
es el viaje del alma
las cenizas son sus pasos

quién es la muerte?
qué quiere de mi?
tengo una triste llaga de duda
infectada en angustia
quiero pensar en árboles de miel
y cascadas de mercurio no tóxico
quiero nadar y secarme con el frío del sol
la libertad no es un error

lunes, 12 de noviembre de 2012

Esqueje

No voy a negar que mi existencia muchas veces se vuelve extremadamente aburrida, pesada y predecible. Aunque a veces es mucho peor, y puede volverse extremadamente desgarradora, triste y desesperanzada. Todas estas percepciones tienen un origen cuyas raíces más profundas, no puedo encontrar. Esas raíces no parecen ser brotes de mi ser individual. Esas raíces me anteceden. Son un punto imaginario en el recuerdo, una intención combinada con una acción, en las tablas del pasado. Otros pies han manchado el estrado con sus pasos, otras danzas se han bailado, otras montañas se han escalado, otros dioses se han adorado, antes que yo lo hiciese. ¿Cómo puedo entenderme como un ser del tiempo que empieza y termina? ¿Qué es el tiempo?Entro es desesperación por lo inexorable de la incomprensión... el tiempo es... el tiempo es... reflexiones escritas en las hojas del vacío, emulsiones dibujadas en el olvido. La respuesta nunca llega, se escurre entre las oscuridades que anuncia el horizonte; como un líquido espeso se disuelve en una fuente de agua cristalina, dejando una leve turbiedad, que sólo empaña la visión. No revela su esencia, sólo se esfuma, se integra, se desvanece. La esencia penetra la existencia sin dar pistas sobre su verdadera naturaleza; tira letras sueltas que conforman su auténtico nombre. Perdida entre las ruinas de un rompecabezas, siento el alma de todos aquellos que, antes que yo, alzaron sus manos poniendo ladrillos ante el sol. Mis cadenas se iluminan y toman forma humana, les veo las caras, les veo la tristeza. Es la tristeza que he heredado, es la tristeza que cocida en mi experiencia individual, se ha abrochado a mi sentir personal, se ha adherido como un quiste de vida simbiótica indiferenciada. Pero ahora sé que no es mía, sólo me atraviesa, sólo soy un conducto de algo, que no soy sólo yo en absoluto. De algo que no tiene tiempo, y si no tiene tiempo, ¿cómo podría ser mío? Yo soy sólo un eslabón del tiempo, un esqueje de otras vidas, una miscelánea, un charco que alguna vez fue cascada. Sólo existo por el tiempo, él es mi sustrato, mi morada.
Enmarañada entre las ramas de mis pensamientos, árboles estériles de alegría, descubro mi aporte a la apatía que pide por permanecer. Soy la ofrenda a algún dios que está demandando apatía para poder gestar su obra. Y su obra probablemente también sea una ofrenda, a otro dios, desconocido por él. Soy aquella Lilith que desafiante abandona el paraíso, para adentrarse en los infiernos; soy las manos ambiciosas de Pandora, que abriendo su ánfora, condena a la humanidad a la crudeza y al dolor.
Estoy escrita en esas líneas, soy ese acuerdo con la totalidad que lo necesita para ser tal, y entonces alguien debe cumplir ese papel. El yo es un cuerpo débil y estúpido, que puede discordar con las intenciones de la inmensidad incomprensible. Puede querer resistir o fingir indiferencia frente al propósito. Yo ya no finjo, yo ya no resisto. Mi voluntad sólo es una expresión confundida, una intención premeditada que ha decidido olvidar que ya es una decisión tomada. Le tiendo mi mano al infinito, aprieto la suya, asintiendo con coraje mi destino. 

lunes, 5 de noviembre de 2012

el graznido del cuervo



se desnaturalizó la rutina, se terminó con la sensatez del sol y la del campesino labrando campos.
resbalé por esas maderas de sueños, por las cuales mi pasos confiaron como ayer,  cuando las maderas, estaban hechas de vigilia imperial.
me percaté de mi respiración automática, respirando viruta, polvo de estrellas genealógicas, tiempos extranjeros.
empecé a ver a los ancianos,  disfumándose con el entorno, como los bordes de las hojas secas chocan, subsidiadas por el viento, contra la cara terca e irreflexible del concreto de sus ciudades.
van desapareciendo, se confunden con el polvo, se acostumbran a la conciencia ignominiosa del perecer, que con una sonrisa de Hipnos , desdibuja en algún rincón de su ilusión, deja al decrépito caer con confianza, de espaldas, al cajón de los gusanos, a la puerta magna, del gusano magno.

alamedas del destino, estoy transitando por el sector de cuervos cantores, aficionados a la tragedia.
magníficos interpretes, no me gustan sus mensajes, pero presionan a mi corazón y lo llenan de éxtasis escalofríantes. lo llenan de mandatos, a los cuales mi prudencia, no quiere adherir. 
mi voluntad, frágil, débil, una pelusa perdida de conciencia, flotando en la electricidad del mundo, dice que no los ha convocado, inocente lactante, aún en sus guarida de pelos  y azúcar, no comprende la fuerza de estos vientos.
no puede rechazarlos, sólo aceptar, los caminos amordazados por el designio, la incertidumbre del reverso de la página del destino.

pero no puedo evitarlo, caigo en remolinos de angustia, voces circulares que me recuerdan  el no poder hacer, me exponen al estruendo de la inacción, cristales polares en el olvido del mundo.
soy testigo sin manos, pero con visión de halcón, y corazón de ciervo, siguiendo la manada, de la supervivencia.
la vida, se ha abierto, ha desplegado sus alas como cartas arcanas sobre el mantel del cielo
y yo, sin entender, de órdenes ni símbolos, proclamo caos, grito caos, espero locura
y esta locura, no será pérfida, no será más, que un simulador de muerte? un entretenimiento lánguido de dolor? un verdugo que derrama sangre, pero que no permite que a su víctima, se le pare el corazón?

debo ver sufrir, y deberé ver morir, 
y también seré presencia frente a la muerte de mi madre, de ella, que es la antesala de mi carne, también ella se abrirá como una bandada de pájaros entre la hierba, luego del disparo, dejando fricciones rosadas y anaranjadas, como ceño firmando el final incierto, en un crepúsculo imaginario.  se impregnará en mi espíritu.
y este molino (este ingenio, esta razón, estos tenedores de intelecto que cargo como tanques de números dementes) extraerá aguas de las vertientes de leyes ambiguas, hermafroditas,  en su sumisión de persistir.
 hacia allí soplan los vientos, desde dónde una vez brotó, su entender y su creer ser.. tierra fértil de conciencia por la que ahora, han pasado entonando vendavales de tormentas, inundaciones e incendios. el paisaje que alguna vez anidó al velero, mutó.

esta nueva flor, en caso omiso a los mensajes de su telégrafo mental, abrirá sus pétalos de acrílico en este lienzo, de inconmensurable belleza caduca. es su misión. serviente del contraste.
lo imposible de lo perenne, es sólo un concepto, y nada cambió desde que éramos niños, y la lluvia caía, en una tarde de receso escolar. ahora. sólo hemos tenido que tragar y digerir ese concepto, haber inervado al corazón, con su certeza, pesada como un reloj de oro suizo, en los brazos de una cría de leche, mareada por la densidad sonora de sus interminables tic tacs.
 hubo que  vomitar la leche blanca por la descomposición de la ilusión, y haber perdido fuerza, mientras se intentaba recomponer la herida, suturándola con hilos de ébano (ilusioramente inmutable)
no hay escapatoria.

y el saberlo ¡ah! ¡el saberlo!
¿no nos da acaso, el castigo de este segundo, de un infierno infinito?

la plegaria, es al olvido.