lunes, 12 de noviembre de 2012

Esqueje

No voy a negar que mi existencia muchas veces se vuelve extremadamente aburrida, pesada y predecible. Aunque a veces es mucho peor, y puede volverse extremadamente desgarradora, triste y desesperanzada. Todas estas percepciones tienen un origen cuyas raíces más profundas, no puedo encontrar. Esas raíces no parecen ser brotes de mi ser individual. Esas raíces me anteceden. Son un punto imaginario en el recuerdo, una intención combinada con una acción, en las tablas del pasado. Otros pies han manchado el estrado con sus pasos, otras danzas se han bailado, otras montañas se han escalado, otros dioses se han adorado, antes que yo lo hiciese. ¿Cómo puedo entenderme como un ser del tiempo que empieza y termina? ¿Qué es el tiempo?Entro es desesperación por lo inexorable de la incomprensión... el tiempo es... el tiempo es... reflexiones escritas en las hojas del vacío, emulsiones dibujadas en el olvido. La respuesta nunca llega, se escurre entre las oscuridades que anuncia el horizonte; como un líquido espeso se disuelve en una fuente de agua cristalina, dejando una leve turbiedad, que sólo empaña la visión. No revela su esencia, sólo se esfuma, se integra, se desvanece. La esencia penetra la existencia sin dar pistas sobre su verdadera naturaleza; tira letras sueltas que conforman su auténtico nombre. Perdida entre las ruinas de un rompecabezas, siento el alma de todos aquellos que, antes que yo, alzaron sus manos poniendo ladrillos ante el sol. Mis cadenas se iluminan y toman forma humana, les veo las caras, les veo la tristeza. Es la tristeza que he heredado, es la tristeza que cocida en mi experiencia individual, se ha abrochado a mi sentir personal, se ha adherido como un quiste de vida simbiótica indiferenciada. Pero ahora sé que no es mía, sólo me atraviesa, sólo soy un conducto de algo, que no soy sólo yo en absoluto. De algo que no tiene tiempo, y si no tiene tiempo, ¿cómo podría ser mío? Yo soy sólo un eslabón del tiempo, un esqueje de otras vidas, una miscelánea, un charco que alguna vez fue cascada. Sólo existo por el tiempo, él es mi sustrato, mi morada.
Enmarañada entre las ramas de mis pensamientos, árboles estériles de alegría, descubro mi aporte a la apatía que pide por permanecer. Soy la ofrenda a algún dios que está demandando apatía para poder gestar su obra. Y su obra probablemente también sea una ofrenda, a otro dios, desconocido por él. Soy aquella Lilith que desafiante abandona el paraíso, para adentrarse en los infiernos; soy las manos ambiciosas de Pandora, que abriendo su ánfora, condena a la humanidad a la crudeza y al dolor.
Estoy escrita en esas líneas, soy ese acuerdo con la totalidad que lo necesita para ser tal, y entonces alguien debe cumplir ese papel. El yo es un cuerpo débil y estúpido, que puede discordar con las intenciones de la inmensidad incomprensible. Puede querer resistir o fingir indiferencia frente al propósito. Yo ya no finjo, yo ya no resisto. Mi voluntad sólo es una expresión confundida, una intención premeditada que ha decidido olvidar que ya es una decisión tomada. Le tiendo mi mano al infinito, aprieto la suya, asintiendo con coraje mi destino. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario